Consejos y más Consejos





A través de nuestra historia de vida vamos adquiriendo experiencias en varios ámbitos no solo por lo que hemos vivido sino también de lo que observamos en las vidas de otras personas.


Y siempre tenemos por lo menos a una persona con la que nos sentimos con la autorización para opinar o aconsejar aunque no lo pidan.

En muchas ocasiones se tiene la necesidad de hablar y se escuchados más que de un consejo.


El problema no es dar un consejo o una opinión, sino la determinación o imposición con que se hace, creyendo que nuestra experiencia abala nuestras palabras y que nuestro dicho es el más asertivo y correcto, además de tener la firme convicción que en esa dirección es en la que se debe actuar, a pesar de que en situaciones similares hemos actuado de forma diferente.



Nuestros consejos u opiniones son dichos desde nuestra perspectiva, forma de ser o pensamiento que definitivamente es diferente a la de otras personas.

Todos somos los mejores dando consejos y sin dudarlo lo hacemos desde el cariño o aprecio que les tenemos a esas personas, es mas lo hacemos con las mejores intenciones.



Lo ideal sería esperar a que nos pidan el consejo, y antes de darlo pensar en la forma de ser de la otra persona. Y dejar a un lado la imposición porque el que uno lo diga no quiere decir que estemos en lo correcto, ni que tengan que actuar como nos gustaría, nuestros consejos son opciones para que tomen la decisión que más les convenga.





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