Ahora los casados son los raros
Así
es como surgió este tema:
He
de confesar que llevo una semana dando le vueltas al tema. Empezare diciendo
que en mi circulo social existen más divorciadas (en las que me incluyo) que
casadas, y u gran porcentaje de ellas, en algún momento han expresado que les
gustaría seguir casadas, pero diferentes circunstancias de la vida nos llevaron
a separarnos. Y en su totalidad todas queremos una pareja.
Definitivamente
la sociedad ha cambiado y nos encontramos teniendo y conviviendo con diversos
modelos familiares. Los tradicionalistas dirán que estamos destruyendo el “típico”
modelo familiar y los liberales que estamos construyendo una sociedad con
nuevos roles.
Somos
una generación que constantemente queremos romper con antiguos patrones, le
buscamos el porqué a todo anteponiendo la razón a los sentimientos. Y con la
bandera bien puesta del orgullo y la dignidad. ¿Quién está dispuesto a dar el
primer paso?
En
esta reflexión dejamos afuera la violencia en cualquiera de sus tipos, obvio no
tiene cabida en ninguna relación.
Pero
como fue que llegamos a este momento donde, al final de cuenta nos encontramos
solos y anhelando una pareja, en definitiva con un cambio de actitud, de expectativas
que quizás en ocasiones fueron muy altas, en la búsqueda de la felicidad
perfecta, la insistente necesidad de no repetir los patrones de nuestros
padres, la toma de decisiones apresuradas y como consecuencia estamos
aprendiendo a adaptarnos a los cambios que hemos generado.
¿A
quién no le ha llegado una imagen de alguna pareja de avanzada edad en una
situación amorosa? Y le ha dado nostalgia, ternura o impresión.
¿Y
cómo le hicieron?
La
palabra “desechable” la entendimos y la aplicamos a la perfección sin distingo
alguno para personas o cosas. –se descompuso, pues a la basura. Componerlo, reusarlo
como para que, si puedo tener un nuevo. –Total ese ya estaba viejo.
El
Compromiso
¿Qué
es eso? ¿Se come?
-Tuve
tantas cosas que hacer que no tuve tiempo de contestar o hablarte.
Cualquier
tipo de relación implica comprometerse, como queremos tener relaciones largas y
duraderas si no podemos o no les dedicamos el tiempo necesario. Tener una
conversación fluida y frecuente por redes sociales, por teléfono o hasta ver a
las personas, que es la real convivencia.
Implica compromiso y riesgo. Y si hay que arriesgarse, no siempre saldrán
bien las cosas, dolor también habrá pero ya lo hemos superado y sabemos que
podemos con eso.
Cuantas
veces estamos empollando el celular esperando el mensaje de alguien especial, y
nos llega de otras personas y no nos damos el minuto para contestar; ¡claro no
les damos la importancia que merecen!, otra vez la ausencia de compromiso.
¡Que
Padre! Que a nuestro alrededor tengamos matrimonios que nos dan el ejemplo que
si es posible estar en relaciones estables, claro que no hay felicidad perfecta,
y de seguro brincaron algunas piedras en el camino.
Muchos
de los que somos divorciados estamos ahí, porque las situaciones que vivimos
nos superaron, y esa era nuestra mejor opción para reconstruir nuestras vidas.
Estar
casados o divorciados no es malo; ni uno ni los otros son raros. Simplemente estamos
en la reestructuración de una sociedad incluyente donde cabemos todos.
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